Meditación sedente
La mente, como un mar agitado, se calma y se vuelve traslúcida y, en ese estado de calma, podemos ver profundamente en el fondo de nosotros mismos.
La meditación sedente es sentarse y sentirse, aprender a calmar el propio corazón (la mente) y aprender a ver profundamente dentro de nosotros que es lo que realmente necesitamos. Así, la meditación aporta calma, lucidez, comprensión y un vigor necesario para seguir la forma de vida que consideremos propia, para alcanzar la felicidad que todos estamos buscando. Siempre de la mano de un Maestro cualificado, de otra forma puede producir daños importantes , tanto físicos como psicológicos.
